[No.111]: Patrick Rothfuss - La música del silencio.

" Y estuvo a punto de quedarse allí, sin fuerzas y con el pelo enredado, triste y sola como un botón.
   Pero él estaba en camino. Pronto llegaría, tan dulce, tan valiente, tan desgarrado y tan bueno. Llegaría cargado, con sus astutos dedos, e ignorante por completo de tantísimas cosas. Era duro y resistente, pero aun así..."

"Pero durante medio minuto lamentó que no fuera otra clase de día, a pesar de saber que deseando no se conseguía nada. A pesar de saber que no estaba correcto hacerlo."

"Cerró los ojos y guardó la sábana en el cajón; la vergüenza le abrazaba el pecho. A veces era muy ansiosa. Deseaba cosas para ella misma. Retorcía el mundo y le cambiaba la forma correcta. Lo revolvía todo con su deseo." 

 "Auri suspiró y lo miró ladeando la cabeza. Pobrecillo. Mira que ser tan bonito y estar tan perdido... Estar tan repleto de respuestas, con todo ese conocimiento atrapado dentro. Ser tan precioso y estar dañado."

"Se había alejado de la verdadera naturaleza de las cosas. Primero te arreglas tú. Luego, tu casa. Luego tu rincón del cielo. Y después..."

"Frunció el ceño y sacudió enérgicamente la cabeza. A veces era muy mala. Estaba llena de necesidad. Como si la forma del mundo dependiera de su estado de ánimo. Como si ella tuviera alguna importancia."

"Sentada en el suelo liso y cálido de Manto, Auri se estremeció de pensar en moverse por un mundo como ese, completamente falto de alegría. Sin nada perfecto. Sin nada hermoso ni auténtico. ¡Oh, no! Ella sabía demasiado para vivir de esa forma."

"Era perfecto. Era correcto. Era un principio. Algún día, él necesitaría un lugar, y ya lo tenía ahí preparado. Algún día, él iría y ella lo cuidaría. Algún día él sería todo de cáscara de huevo, hueco y vacío en la oscuridad.
          Y entonces... Auri sonrió. No para ella. No. No para ella, eso nunca. Ella debía permanecer pequeña y oculta, bien escondida del mundo.
          Pero para él era completamente diferente. Para él, Auri emplearía todo su deseo. Emplearía toda su astucia y todo su arte. Y entonces haría un nombre para él.
         Auri giró tres veces sobre sí misma. Olisqueó el aire. Sonrió. A su alrededor todo era correctamente autentico. Ella sabía exactamente donde se encontraba. Se encontraba exactamente donde debía encontrarse."




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